Quizás la pregunta es porqué SATEC, una empresa de tecnología, tiene interés en apoyar en su andadura a El León de Oro, un coro. Muchos pensarán que es un capricho del presidente, aficionado a la música y que tiene en alta valoración al coro El León de Oro. Y es verdad….

Pero, como todo en la vida, una cosa es tener la razón y otra muy distinta es tener razones. En este caso, indiscutiblemente esto es una de esas razones, pero lejos de ser la razón…como decía Don Quijote, la razón de la sinrazón…

Hay una primero, y poderoso, componente de la razón que justifica esta cercanía de SATEC con El León de Oro y es la voluntad compartida de buscar la Excelencia.

Punto de partida: propósito, El León de Oro, desde su creación, ha buscado hacer una música excepcional. Esto fue un sueño que se ha construido sobre una disciplina, entendiendo como disciplina la voluntad de ser consciente de las consecuencias y consistente con avanzar, día a día, en el camino del compromiso.

Este camino lleva a lo que decía San Francisco de Asís: comienza haciendo lo necesario, avanza en lo posible y te encontraras que has logrado lo imposible.

Hoy El León de Oro ha alcanzado lo imposible: crear en su pequeña comunidad de Luanco una organización de proyección mundial, conducida por la voluntad de sus creadores y alimentada por la participación e impacto del ecosistema de su comunidad. Un ejemplo extraordinario donde muchas otras iniciativas encontrarán inspiración y referencia.

Nada es distinto en el mundo empresarial donde, a pesar de la visión monográfica de valoración materialista (bajo el ya viejo dogma de la Escuela de Chicago, hoy multiplicada por la avalancha de los fondos de inversión), muchas son las empresas que, como El León de Oro parten del propósito de la excelencia y ganar dinero, como el éxito, no es una causa sino un efecto.

Esto es mucho más corriente en las ETI (empresas de tamaño intermedio, en buena parte empresas familiares) que en las grandes corporaciones.

Un segundo, y no menos importante, componente de la razón, es el valor de la cultura como elemento base de la imaginación.

La creatividad, por fortuna tan valorada hoy en día, parte de imaginar lo posible y se alimenta de los conocimientos para destilar la sabiduría que encierran las nuevas iniciativas: a menudo disruptivas, transversales, transformadoras. La cultura, ese bagaje personal de la mente humana enriquece de modo extraordinario las capacidades creativas y la autoconfianza. En SATEC tenemos como referente el “trabajar para el mundo que imaginamos”.

Hoy vemos como cambian los oficios y se incorporan al mundo empresarial nuevas habilidades y disciplinas antes inimaginables. El verdadero factor competitivo de la empresa del futuro es la capacidad para atraer talento, y ese talento valora, tanto como atesora, la cultura como complemento a otros conocimientos, más pragmáticos.

El contacto y referente con El León de Oro es un factor muy importante en la formación colectiva de las organizaciones como nosotros y deja una sutil pero esencial impronta en el desarrollo de nuestro talento.

Y, ya para terminar, el tercero, de los elementos de la razón es el Impacto, el caso de El León Oro no solo cultural sino social.

La pasión, el creciente reconocimiento de la labor musical, la transformación de la vida en su comunidad y el orgullo que a tantos asturianos nos produce contar en nuestra tierra con El León de Oro. Son logros sobre valores que tienen una enorme importancia en el desarrollo de la autoconfianza y el impacto en tantas personas que verán en El León de Oro el referente para elevar el umbral de sus sueños.

Ni que decir tiene lo importante que esto es para una empresa que persigue la excelencia y SATEC tiene en El León de Oro un referente con el que contar.

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